Siempre nos planteamos esta pregunta respecto a los deportistas pero, ¿no sería interesante planteárnoslo frente a un gremio más importante de cara a la sociedad?
Ambas profesiones (deportista y profesor) deben gustarte, sentir pasión por ellas, porque si no, no aguantarás entrenamientos agotadores ni niños en plena adolescencia.
¿Pero cómo llegar al buen profesor? El buen profesor, ¿quién es: aquel que aprueba a todos o aquel que los alumnos esperan ansiosos? Para mí, sería la segunda opción, aquel profesor que hace que las horas se pasen rápidamente, que lo ves disfrutar y tú con él, que sabe enseñar y repetirlo de mil formas hasta que los compañeros lo entienden,…
Pero estas características descritas, ¿las puede un profesor adquirir con la experiencia de sus clases? Yo, personalmente creo que sí, que si se evalúa a él mismo, si reflexiona sobre sus propias clases, poco a poco, irá descubriendo qué funciona mejor para que esos alumnos disfruten aprendiendo.
Lo que realmente me gustaría con esta entrada es que cada uno fuera escribiendo ejemplos sobre qué es lo que realmente le ha gustado de esos profesores que le han hecho disfrutar aprendiendo, para que así, tengamos pistas para que cuando llegue la hora de ser nosotros los profesores, podamos ir aplicando poco a poco diferentes estrategias y lleguemos a ser ese profesor el cual es recordado por los alumnos con alegría, por hacerles trabajar duro, pero a la vez enseñarles.